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La historia de un falso progreso

La historia respecto a la construcción de un canal interocéanico que atravesase el territorio nicaragüense comienza ya en el siglo XVII, con las primeras intenciones de los invasores españoles. Se desarrolla durante el siglo XIX, con intentos estadounidenses, y llega hasta nuestros días, con capitales chinos involucrados, en lo que parece ser una larga historia hacia una supuesta modernidad.

inter-espacios

En la segunda década del siglo XVII, en una carta escrita por Diego de Mercado dirigida al Rey de Felipe III, se hace referencia a la idea de aprovechar la geografía de Nicaragua para construir una vía fluvial que pudiese conectar el Atlántico con el Pacífico, con objeto de optimizar las vías comerciales desde el Virreinato del Perú hacia Europa, y viceversa. Del mismo modo, en dicha comunicación se hace referencia a la posibilidad de que esta “nueva vía” facilite el tránsito de mercancías y personas hacía China y otros puertos del Pacífico Sur.

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No es difícil comprender que, desde su origen, la idea de crear un canal interoceánico en territorio centroamericano tuvo una evidente inspiración (si cabe aquí ocupar este palabra) económico y comercial. En el “apogeo” de la Colonia, el objetivo de la Corona invasora no era sino el de, junto con someter a los pueblos nativos y utilizarlos en su propio beneficio, incrementar sus arcas con metales, materias primas, esclavos y demás. Quizás por falta de recursos o imposibilidades técnicas,la idea de su construcción no prosperó. Con todo, se siguieron ocupando las tradicionales vías de conexión interoceánica, la mayor de ellas ubicada en la actual frontera entre Guatemala y México, que resultaron desde temprano fundamentales para el comercio y trata de esclavos entre Oriente, América y Europa.

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Una vez comenzados los procesos de independencia en las repúblicas centroamericanas la idea del canal, de algún modo, se difumina. Oficialmente, la independencia de Nicaragua fue declarada el 30 de abril de 1938; sin embargo, el proceso de emancipación había comenzado ya en 1821. A dicha fecha, le siguieron distintos procesos de conflictos, tanto internos como externos (anexión al imperio mexicano, una guerra civil, entre otros).

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Con todo, a pesar de los procesos de independencia respecto a la Corona invasora, o quizás a causa de los mismos, Centroamérica no dejó de ser vista como un punto estratégico político y comercial por parte de la nueva potencia con aspiraciones imperialistas que terminó por tomar el puesto de las potencias coloniales europeas, a saber Estados Unidos. El Comisionado para asuntos relativos a Centro y Sudamérica del gobierno de los Estados Unidos, Thomas C. Reynols, en un documento fechado el 3 de junio de 1885 y dirigido al entonces presidente Grover Clevelant, menciona la posibilidad de utilizar el territorio nicaragüense como vía de acceso interoceánico.

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Tanto en la pretensión española como en la estadounidense, dos factores resultan igualmente relevantes. Primero, la existencia del lago Nicaragua, la mayor reserva de agua dulce de Centroamérica, que por cuya extensión resulta un factor determinante en las posibilidades geográficas y técnicas para la construcción de un canal interoceánico. Segundo, el afán colonial-imperialista de controlar una zona que resultaba esencial para la economía mercantilista colonial, y aparece como un eje central para el fluir del capital, movimiento intrínseco al neo-liberalismo que Estados Unidos y sus aliados (los capitales multinacionales), desde hace ya mucho, han intentado imponer a nivel global.

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Esta necesidad fue suplida finalmente con la construcción e inauguración del Canal de Panamá con fondos estadounidenses. La idea de construir dicho paso en el istmo, que originalmente fue pensada por Francia, terminó de concretarse en 1914 cuando Panamá cedió a concesión por cien años parte de su territorio para que el canal fuese construido por Estados unidos.

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Sin embargo, la idea de la construcción de un canal interoceánico no dejó de asociarse en Nicaragua a cierta idea de “progreso”. En este sentido, resulta importante hacer notar que la idea de progreso, como proyecto modernizador, en Latinoamérica ha sido utilizado con diversos fines, la mayoría de ellos con intenciones de controlar políticamente a los Estados de la región. Las ideas de bonanza respecto a la posibilidad de aumentar puestos de trabajo que implicaría la construcción de un canal, los supuestos beneficios en términos de recaudación impositiva por el uso del canal por parte de países y empresas navieras, son algunos de los argumentos que se han esgrimido por quienes ven en la construcción del canal una vía hacia el desarrollo.

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Es en este contexto en el cual reaparece la idea del la construcción de un canal interoceánico. En el año 2004 el gobierno de Ortega considera la posibilidad de construir un canal en su territorio. Problemas presupuestarios y crisis sociales internas, finalmente hacen que el proyecto sea descartado.

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No es sino hasta el año 2013, que el gobierno decide entregar el proyecto a concesión a la empresa china HKND Group. Cuando se pensaba que el proyecto comenzaba a hacerse realidad, aparecieron problemas de diverso tipo. Los principales: descontento de la parte de la población que se vería afectada con el removimiento de terrenos; movimientos ambientalistas que levantaron críticas por las consecuencias ecológicas que conlleva el intervenir la geografía y biosistema de Nicaragua (en particular del lago Nicaragua); y, finalmente, pero no menos importante, la supuesta quiebra de la empresa china involucrada.

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Estos tres momentos históricos del proyecto de construcción de un canal interoceánico en Nicaragua, desde del siglo XVII hasta el siglo XXI, resumen de algún modo los factores involucrados en esta idea, que ya tiene aires de quimera: soberanía nacional, economía, política interna y factores geopolíticos. Pareciera ser que cualquier progreso asociado al canal, no es sino la historia de un falso progreso hacia una supuesta modernidad.

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Bibliografía:

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-de Peralta, M (1887) El canal interoceánico de Nicaragua y Costa Rica en 1620 y 1887, Bruselas, Mertens impresores.

-Gobat, M. (2005) Enfrentando el sueño americano. Nicaragua bajo el dominio imperial de Estados Unidos, Managua, Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, Universidad Centroamericana, IHNCA-UCA.

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